La brujería y el Cristiano

¿PUEDE UN CRISTIANO SER ATACADO CON BRUJERÍA?

 
 
L a brujería es tan real como real es Satanás a quien todo brujo o bruja a jurado lealtad.
 
Brujo o bruja es el hombre o la mujer que practica magia negra o que tiene poderes sobrenaturales que los ha recibido por la mediación de malos espíritus. Una de las muchas prácticas reñidas con la voluntad de Dios que practican los brujos y las brujas es lo que se llama el embrujo que denota el acto de influenciar por  medio de la brujería mediante un Hechizo.
 
Un hechizo es cualquier cosa supersticiosa como jugos de hierbas, untos, etc. De que se valen los brujos o brujas para el logro de los fines que se propone. Por medio de esta técnica satánica pueden hacer que espíritus malignos actúen para lograr un objetivo, como por ejemplo, adivinar quién robo alguna cosa, o hacer volver al hogar a un marido que se ha ido con otra mujer, o poner loco de amor por alguien a un joven, o causar algún mal a alguien.
 
Acciones como estas son muy comunes en la práctica de la brujería. Por demás está decir que Dios condena la brujería aunque ama a los brujos y brujas y en su amor les extiende la invitación a recibir la salvación en Cristo Jesús.
 
De modo que, efectivamente los brujos y brujas, mediante sus artes malignas pueden causar males a las personas. Esta es la realidad de la brujería. Brujos y brujas existen en todas partes del mundo.
 
En el pasado fueron brutalmente perseguidos, pero en el presente han logrado rodear a sus artes de un cierto aire de respetabilidad y hoy por hoy ejercen su arte sin impedimento alguno, e inclusive usan medios masivos de comunicación, como la radio, la televisión, los periódicos y revistas para propagar sus prácticas.
 
Pero la gran pregunta es: ¿Pueden los brujos embrujar a los creyentes verdaderos?, es decir, ¿puede por ejemplo una bruja hacer que espíritus malignos causen daño a un genuino hijo de Dios? Decididamente no y como prueba de ello me gustaría citar un par de textos del nuevo testamento.
 
El primero se encuentra en 1 Juan 5:18 que dice: “y sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno NO LE TOCA”, la versión popular de este versículo dice lo siguiente: “Sabemos que el que tiene a Dios como padre, no sigue pecando, porque el hijo de Dios lo cuida y el maligno no lo toca”.
 
Esta es una garantía de que en primer lugar, el genuino creyente, el que ha nacido de Dios, no vive en pecado como si fuera incrédulo. Esto es porque Jesucristo, lo cuida para que no viva en el pecado y también para que el maligno, es decir Satanás y sus demonios, ni siquiera le toquen. El verbo tocar que se utiliza en este texto significa literalmente: Tomar para hacer daño.
 
Esto significa que por cuanto el creyente genuino pertenece a Dios, Satanás puede actuar en contra de él solamente dentro de lo que Dios en su soberanía le permita hacer, mas no dentro de lo que los brujos le pidan que haga a él directamente o a sus demonios.
 
Un ejemplo lo tenemos en el caso de Job. Satanás causó aflicción a Job, pero no obedeciendo órdenes de brujos, sino por la voluntad soberana de Dios, Satanás no afligió a Job mas allá de lo que Dios se lo permitió. Igual es con el genuino creyente, Satanás tiene prohibido tocarlo, porque Jesucristo le cuida. Si Satanás llega a tocar a un creyente será porque Dios soberanamente lo ha permitido, más no porque Satanás este obedeciendo el embrujo de algún brujo poderoso.
Existe otro texto que  ratifica lo dicho. Se encuentra en Santiago 4:7 que dice: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”. Esto es interesante, un genuino creyente que ha sometido su voluntad a Dios, está en una posición muy ventajosa sobre el diablo y todas sus huestes de maldad. Por esto es que el diablo huye del creyente sumiso a Dios. El diablo es un enemigo derrotado y por tanto no puede actuar a la voluntad y obediencia de los brujos en contra del creyente verdadero.
 
Se dice por tanto que el diablo tiembla ante el mas humilde de los creyentes que viven en sumisión a Dios. Si un creyente voluntariamente no se somete a Dios, entonces no es que queda a merced del diablo o de los brujos, sino que Dios puede disciplinar a ese creyente por su pecado, inclusive por medio de usar al diablo para causar aflicción. Eso fue lo que le sucedió a Saúl, el primer rey de Israel.
 
En todo caso, los brujos no tienen poder sobre los creyentes. Los brujos pueden hacer lo que quieran con los que son propiedad de Satanás, pero no pueden hacer nada en contra de los que somos propiedad de Dios.
 
Así que si usted es del señor por haber recibido a Cristo como su salvador personal, está muy protegido por el mismo señor Jesucristo. Los aparentes malos momentos que le han sobrevenido, no son sino pruebas que el señor le ha enviado para su beneficio. A través de esas pruebas el señor está buscando fortalecer su fe para que sea hallada pura y sin mancha.
 
Lejos de culpar de sus pruebas a Satanás o a los demonios o a las brujas, le recomiendo que mire al señor detrás de sus pruebas y acéptelas con gozo, porque esto es lo que recomienda la palabra de Dios en Santiago 1: 2-3 que dice: “Hermanos míos tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”.